Más que un Parque: Un Paraíso.

El Parque Natural de la Albufera, también conocido como La Albufera, es un enclave natural protegido de España ubicado en la provincia de Valencia, en la Comunidad Valenciana. Históricamente, fue llamado Nacarum Stagnum por los romanos y en la poesía árabe se le menciona como Espejo del Sol.
Esta reserva, que abarca aproximadamente 21,120 hectáreas, fue designada como parque natural por la Generalidad Valenciana el 8 de julio de 1986. Se encuentra a unos 10 kilómetros al sur de la ciudad de Valencia e incluye la laguna de la Albufera, su entorno húmedo y la cordillera litoral o restinga adyacente a ambos.
Aprobación del Plan de Protección.
En octubre de 1990 se aprobó el Plan Especial de Protección del Parque natural (actualmente derogado por el Tribunal Supremo de España), seguido por el Decreto 96/1995, de 16 de mayo, que estableció el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) de la Cuenca Hidrográfica de la Albufera. En noviembre de 2004, se aprobó el Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) de la Albufera por el Consejo de la Generalidad Valenciana.
La Albufera es conocida por su importancia histórica y cultural. En 1902, el escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez ambientó su novela “Cañas y Barro” en la Albufera de principios del siglo XX.
Esta laguna costera, con una profundidad media de 1 metro, se encuentra al sur de la ciudad de Valencia y cubre una superficie de 23.94 km², rodeada por 223 km² de arrozales. Su cuenca hidrográfica se extiende por 917.1 km², desde el nivel del mar hasta una altitud de aproximadamente 1000 metros sobre el nivel del mar.
Santuario de Diversas Especies.

La Albufera es un importante santuario para diversas especies de aves migratorias y alberga una gran biodiversidad, incluidas especies en peligro de extinción como el fartet y el samarugo. Además, es una de las pocas albuferas bien conservadas en la Comunidad Valenciana, que antes estaba compuesta por una serie de albuferas y marjales a lo largo de la costa.
Hoy en día, aún se pueden observar estos marjales a lo largo de la costa valenciana, como el Marjal de Pego-Oliva, el Marjal de Jaraco, el Marjal de Rafalell y Vistabella, el Marjal del Moro en Puzol-Sagunto y el Marjal de Almenara, entre otros. La Albufera de Valencia destaca como un valioso tesoro ecológico y cultural que merece ser preservado y explorado.
Historia
Origen
El inicio del lago de la Albufera se remonta al principio del Pleistoceno. Su creación se debe al cierre de una antigua bahía formada por el hundimiento de la llanura valenciana, mediante un amplio cordón litoral entre los ríos Júcar y Turia, separando Valencia de Cullera en una distancia de aproximadamente 30 km. Durante la época romana se produjo la separación definitiva entre la Albufera y el mar. En aquel entonces, la extensión del lago era mucho mayor, alrededor de 30,000 hectáreas, pero con el paso del tiempo y debido al interés en expandir las áreas de cultivo, especialmente de arroz, junto con el efecto de la colmatación, que implica una acumulación gradual de sedimentos, su tamaño se ha reducido a las 2800 hectáreas actuales.
Edad Antigua
La ciudad de Cicana (Sueca) se alzaba allí, nombrada así por los íberos debido a la proximidad del río Sicano (Júcar), que rodeaba la ciudad de Valentia con el río Turia. La región ofrecía paisajes llenos de maleza, donde pastaban numerosos rebaños de los beribraces, una gente salvaje y feroz que se alimentaba de leche y queso. La sierra Capasia se erguía detrás de esto, mientras que las playas desnudas de vegetación se extendían hasta los límites de la desaparecida Chersoneso. Junto a estas playas se encontraba el lago de las nácaras, conocido como la Albufera, en cuyo centro se alzaba una pequeña isla que producía olivos y estaba consagrada a Minerva.
Edad Media y Moderna
Durante la época islámica de la Península, el emir de Zaragoza, Mostahim, recibió la Albufera como premio por su alianza con el Cid durante la toma de Valencia.

La pesca en la zona fue legalizada en el año 1250, cuando un grupo de habitantes del entonces poblado de Ruzafa (actualmente parte de Valencia) se trasladó e instaló en la isla de El Palmar para pescar de manera más cómoda. Con el tiempo, este derecho de pesca fue reconocido también en las poblaciones de Silla y Catarroja. Jaime I quedó tan impresionado por la zona que decidió que, aunque perteneciera al Reino, sería considerada fuera de los límites de Valencia y estaría anexada al Patrimonio del Príncipe.
Permisos de pesca
En 1250, en Morella, tras haber sido incluido en los bienes de la Corona, se dictó un privilegio el 21 de enero, por el cual cualquiera podía pescar en el lago, con la condición de abonar una quinta parte.
Pueden encontrarse edictos sobre la Albufera con concesiones o ratificaciones de prácticamente todos los reyes, como Pedro I, Juan II, Alfonso II, Martín I, Fernando I, Carlos I, Felipe II y Felipe IV, entre otros.
En 1671, se prohibió la entrada en la Albufera, sus límites y la Dehesa. La descripción de la fauna demuestra que prácticamente se conservaba en todo su esplendor. Carlos III cambió nuevamente las ordenanzas y se comenzaron a arrendar los puestos de caza, reservando dos, Uchana y Rinconcito, para el capitán general y cediendo dos días al año a quien quisiera cazar.
Edad Contemporánea
Al llegar el siglo xix, se encontró una prueba de las condiciones que mantenía la Albufera y la impresión que causó en los invasores franceses; José Bonaparte, a petición propia, le concedió al Mariscal Suchet el título de Duque de la Albufera. Suchet fue el señor del lago y su entorno hasta 1818, cuando el rey Fernando VII recuperó el trono.
Fue a partir del segundo tercio del siglo xix cuando el lago empezó a estrecharse debido a la práctica de enterrar el lago, para cultivar arroz especialmente. La fauna poco a poco se reducía al mismo ritmo, encontrándose ya únicamente caza menor.
El 12 de mayo de 1865, el lago y la Dehesa pasaron a ser propiedad del Estado, terminando con más de seis siglos de propiedad real. En 1911, tanto el lago como su Dehesa, pasan a ser propiedad de la ciudad de Valencia, para que todos los valencianos fueran propietarios de este espacio natural de gran valor ecológico, ambiental y paisajístico, aunque la adquisición definitiva no se realizó hasta 1927, por un precio de 1 062 980’40 pesetas.
Proyecto trasladado
A mediados del siglo xx, se realizó un proyecto para construir el aeropuerto de Valencia en el entorno de la Dehesa, y trasladar allí los vuelos que se realizaban en la Malvarrosa, pero finalmente, por problemas de cimentación se trasladó de ubicación a la actual de Manises.

En 1962, se autorizó la redacción de un plan para la urbanización de la Montaña de la Dehesa, al tiempo que el Ayuntamiento de Valencia cedía al Ministerio de Información y Turismo unos terrenos destinados a la edificación de un parador y el emplazamiento de un campo de golf. En 1967, se aprobó por el municipio el Plan de Ordenación del Saler y con ello se lanzó el proceso de urbanización. En 1971 se concedieron 63 ha a una sociedad privada para la explotación de un hipódromo.
Movimiento Ecologista.
Aunque anteriormente ya se habían producido informes por parte de la Real Sociedad Española de Historia Natural señalando la preocupación por el futuro del entorno natural de la Albufera, es a inicios de los años setenta cuando las denuncias de Félix Rodríguez de la Fuente en la televisión producen las primeras polémicas públicas. Debido a estas y a su eco entre biólogos, periodistas y el incipiente movimiento ecologista, en 1973 el Ayuntamiento suspendió las subastas de parcelas. En 1974, el consistorio redujo a la mitad la superficie edificable prevista.
Durante la Transición, las fuerzas políticas y asociaciones vecinales insistieron en el uso público de la Albufera y la Dehesa. De 852 ha previstas, solo se urbanizaron 40 destinadas a viales. Con la llegada de los ayuntamientos democráticos en 1979 se produjo un giro hacia una política más proteccionista y conservacionista.
Utilidad:
La Albufera de Valencia, además de ser un destino turístico popular, es un recurso invaluable que ofrece una amplia gama de utilidades para la región y sus habitantes:
Abastecimiento de agua:
Este magnífico paraje actúa como un importante recurso hídrico, proporcionando agua dulce para el riego de los campos de arroz, así como para el consumo humano y la industria local.
Ecosistema vital:
Como espacio natural protegido, la Albufera alberga una biodiversidad única, proporcionando hábitats vitales para una amplia variedad de especies de plantas y animales. Su conservación contribuye a mantener el equilibrio ecológico en la región.
Actividades económicas:
La pesca en la Albufera es una actividad económica tradicional que ha perdurado a lo largo de los siglos, proporcionando medios de subsistencia para las comunidades locales y productos frescos para el mercado local y regional.
Turismo sostenible:
La belleza natural y la rica historia de la Albufera atraen a visitantes de todo el mundo, generando ingresos a través del turismo sostenible. Los paseos en barca por sus aguas, las rutas de senderismo por sus alrededores y la observación de aves son solo algunas de las actividades que los turistas pueden disfrutar.
Investigación y educación:

La Albufera ofrece un entorno ideal para la investigación científica y la educación ambiental. Numerosos estudios se llevan a cabo en la zona para comprender mejor los ecosistemas acuáticos y promover la conservación de la naturaleza.
Recreación y ocio:
Para los habitantes locales, la Albufera es un refugio tranquilo donde pueden escapar del bullicio de la ciudad y disfrutar de actividades al aire libre como picnics, paseos en bicicleta y fotografía de la naturaleza.
Regulación del clima:
Los humedales como la Albufera desempeñan un papel crucial en la regulación del clima, absorbiendo dióxido de carbono y otros contaminantes atmosféricos, y ayudando a mitigar los efectos del cambio climático.
Patrimonio cultural:
Además de su valor natural, la Albufera también tiene un importante significado cultural e histórico para la región. Sus tradiciones pesqueras, festividades locales y relatos folclóricos forman parte del patrimonio cultural valenciano.
En resumen, la Albufera de Valencia es mucho más que un simple destino turístico; es un tesoro natural y cultural que desempeña un papel vital en la vida de las personas y el medio ambiente en la región. Su protección y conservación son fundamentales para garantizar su preservación para las generaciones futuras.
Puntos Importantes:
La Albufera de Valencia, en toda su magnificencia y significado histórico, emerge como un ecosistema de gran relevancia tanto a nivel local como internacional. Más allá de ser simplemente un cuerpo de agua, este santuario natural encierra una serie de aspectos que realzan su valor y su atractivo:
En primer lugar, destaca su biodiversidad, que se manifiesta en la rica variedad de especies vegetales y animales que alberga. Este ecosistema acuático se convierte así en un refugio vital para numerosas aves migratorias y endémicas, contribuyendo a su conservación y a la protección de la fauna autóctona.
Por otro lado, la Albufera presenta un paisaje que cautiva y emociona, con sus aguas serenas, sus extensos arrozales y sus bosques de ribera que se reflejan en el espejo del lago. Cada atardecer se convierte en un espectáculo único, donde los colores del cielo se funden con los tonos dorados del agua, creando una escena de inigualable belleza.
Asimismo, la tradición pesquera arraigada en la Albufera a lo largo de los siglos añade un valor cultural y económico incalculable a esta región. Las técnicas de pesca tradicionales, transmitidas de generación en generación, constituyen parte del patrimonio intangible de la zona y contribuyen a su identidad única.
Evidencias de la historia

La Albufera es también un testigo silencioso de la historia, con vestigios que remontan a la época romana y que han dejado huella en su paisaje y en su cultura. A lo largo de los años, ha inspirado a escritores, artistas y músicos, convirtiéndose en un símbolo de la identidad valenciana.
En términos económicos, la Albufera desempeña un papel vital como fuente de ingresos para las comunidades locales, a través de actividades como la pesca, el turismo y la agricultura. Su conservación y gestión sostenible son fundamentales para garantizar su viabilidad a largo plazo.
Por último, la Albufera es un refugio natural protegido, sujeto a regulaciones estrictas que buscan preservar su biodiversidad y su belleza natural para las generaciones futuras. Su importancia como reserva natural no solo radica en su valor ecológico, sino también en su capacidad para inspirar y conectar a las personas con la naturaleza.
Localización:
Situado a solo unos kilómetros al sur de Valencia, el Parque Natural de la Albufera es fácilmente accesible desde la ciudad. Puedes llegar en coche, autobús o incluso en bicicleta, lo que lo convierte en una excursión de un día perfecta para los visitantes y los lugareños por igual. Una vez dentro del parque, hay varias rutas de senderismo y ciclismo que te permitirán explorar sus rincones más remotos.
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